La verdad detrás de la discapacidad intelectual
Como comenté en mi primer entrada de este blog, la metacognición es un proceso importante en mi vida. Gracias a que he trabajo mucho en desarrollar esta habilidad así como la auto-consciencia (self-awareness) he logrado integrar mis aprendizajes profesionales a los personales, viviendo el campo de la psicología en carne propia. Uno pensaría que lo lógico es tener la capacidad de aplicar a tu vida personal aquello con lo que trabajas a diario en tu vida profesional, pero recuerden:
“en casa del herrero, azadón de palo”
Esta semana como parte del diplomado que estoy cursando en desarrollo psicomotor, compartieron un artículo para analizar y dar nuestra opinión. Desde que empecé a leer el abstract, quedé enganchada, me quedó ¡como anillo al dedo! De manera inmediata, el ratoncito de mi cabeza empezó a girar la rueda y a buscar conexiones conscientes entre la información presentada y mi vida personal.
Para aquellos que no estén familizarizados con este texto, es un artículo de opinión escrito por un experto en Síndrome de Down, en el que argumenta que el término discapacidad intelectual no es equiparable a la neurodiversidad o diversidad funcional, como algunos autores lo manejan.
De entrada, déjenme decirles que es una discusión que he tenido conmigo misma (aunque menos teórica, jajaja) desde hace 9 meses que nació mi bebé con síndrome de Down. Cómo mamá, desde que los doctores me dieron el diagnóstico inesperado al momento de su nacimiento he querido negar la veracidad en esta premisa, buscando consuelo en que todos somos diferentes y mi hija no es una excepción, he sido muy cuidadosa de no usar este término ni si quiera en mis pensamientos porque me rehuso a ver a mi hija desde la perspectiva de esa lente, reduciéndola a una simple definición. Sin embargo, como psicóloga sé que el término es el correcto porque reconozco la necesidad pragmática de tener clasificaciones con parámetros base para diagnosticar y encontrar soluciones para el individuo. Así, después de mucho análisis y diálogo interno (Vygotsky, tenías razón) he llegado a las siguientes revelaciones que mientras escribo esta entrada se están acomodando en mi cabeza, modificando mis esquemas cognitivos y dando origen a nuevas estructuras cerebrales que a partir de ahora regirán mis creencias e impactarán en mi lucha por la inclusión.
La diversidad humana no sólo está presente en nuestras características físicas y atributos que conforman la personalidad. Existen diferencias en las redes neuronales determinadas por factores biológicos y genéticos, así como ambientales (neurodiversidad).
Las desigualdades en las redes neuronales y los impulsos nerviosos dan origen a un desarrollo distinto de recuerdos y elementos de conocimiento (cógnitos).
El desarrollo de estos recuerdos y elementos de conocimiento -cógnitos- tan distintos en formación y funcionalidad, dan como resultado las inteligencias multiples (diversidad funcional). ¡Qué bueno! porque…
“Variety is the spice of life”
-William Cowper
4. El término discapacidad intelectual es necesario para distinguir entre la variabilidad originada por la neurodiversidad y diversidad funcional. Reconocer que existe la discapacidad intelectual y poder medirla con base a ciertos parámetros (DSM-5) permite desarrollar programas de intervención para atender las necesidades de esta población. Incluir la discapacidad intelectual dentro de la neurodiversidad y la diversidad funcional, parece a simple vista una postura incluyente, aunque en realidad, puede complicar la detección de necesidades específicas, haciendo más difícil la equidad y por tanto, la inclusión.
5. La discapacidad intelectual no es igual a bajo coeficiente intelectual.
La discapacidad intelectual se mide en términos de la autonomía y el funcionamiento adaptativo de la persona. Es decir, cuánto apoyo requiere una persona para adaptarse y desenvolverse en la vida más, no su puntaje de CI.
6. Las inteligencias múltiples surgen de un proceso neurológico presente en las personas sin y con discapacidad intelectual. En el segundo caso, éstas buscan explotarse para compensar las insuficiencias observadas.
7. Usar el término discapacidad intelectual no es hacer menos a mi hija o sus habilidades, únicamente es reconocer que su cerebro está “cableado” de manera distinta y va a requerir apoyos adicionales. Esto, no la limita pero como yo la vea y la trate sí. El síndrome de Down no define a Kai, es sólo una característica más y eso es lo que pretendo enseñarle.